No conocía a Ted Gioia porque no soy melómano. Parece un tipo honesto. De hecho, tiene una lista de correo titulada así: The Honest Broker. Me he suscrito a ella. La descubrí en Xwitter, quién me lo iba a decir a mí. Allí alguien levantó la liebre y di con un interesante artículo sobre cómo Ted Gioia tomaba notas. Es este: https://www.honest-broker.com/p/how-i-take-notes?=ID23
El artículo comienza con una anécdota donde cuenta cómo ganó un concurso de vinos gracias a las notas que le prestó un amigo. Desde ese momento supo que debía cambiar su forma de tomar notas. Estaba decidido a que tenía que esforzarse más por escribir las notas con oraciones completas y coherentes y no como si fuesen telegramas. Practicó y empezó a salir de las conferencias con varias páginas de notas. Pensó que debía aplicar esta forma de anotar a los libros que leía. Cuando los leía, al principio, solo transcribía algún que otro fragmento que le había llamado la atención y subrayaba algunas líneas. Sin más. Eso no sirve de nada, aunque eso es lo que suele hacer todo el mundo, leer con un lápiz para subrayar. Es lo mismo a zambullirte en el mar y dejar que una ola y otra te pasen por encima. No queda nada al final. De hecho, esta es una batalla que mantengo con algunos alumnos. Subrayar sin más no sirve para nada.
Ted nos descubre en el artículo los tres niveles por los que ha pasado en la toma de notas. Se lamenta de no haber practicado el último desde que era adolescente. Bueno, es ley de vida. Conforme creces y experimentas, y sobre todo estudias, vas aprendiendo e incluso mejoras tu toma de notas.
El primer nivel consiste en marcar el libro como si fuese una res. Comenta que era de los que sufrían marcando y pintarrajeando los libros con subrayados y anotaciones, pero estaba convencido de que era necesario y optó por no tener compasión con los libros que leía: necesitaba añadir comentarios en los márgenes. De hecho, en el artículo ofrece una fotografía con uno de sus libros anotados. Practicar este tipo de anotaciones le obligaba a ser un lector más atento. Cuando terminaba de anotar el libro así, y más tarde necesitaba consultar alguno de los anotados, su memoria se refrescaba. Era una buena sensación.
El segundo nivel es resumir libros. Cuando acabamos un libro, lo que deseamos es empezar otro. A quién no le sucede esto. Ted, cuando termina un libro, escribe durante dos horas sobre el libro que acaba de terminar. Esta idea me recuerda a lo que nos decía Philip Roth sobre la escritura, que eran en realidad, sentarse delante de un folio en blanco y escribir durante horas sin tener más horizonte que ese papel y una pared. Lo dice en este maravilloso libro: https://amzn.to/3R5t7TV.
El tercer nivel es esencial si eres escritor. Es el consejo más poderoso. Se trata de tomar notas para relacionarse con el mundo. Y para hacerlo así tienes que tomar notas de una manera extensa y haciendo tuyas las ideas que contiene el libro que te has leído. Es decir, se trata de expresar con tus recursos léxicos y sintácticos las ideas que más te han sorprendido. Hacer esto, dice Ted, le ha permitido ir fraguando mini ensayos literarios a lo largo de su vida. De todo lo que leía, escribía. Pero eran notas tan personales, tan alejadas de lo que suponía una mera transcripción, que se transformaron en su personal visión del mundo a través del libro que había leído. Maravilloso. Para desbloquear este nivel nos sugiere que empecemos a escribir sobre programas y películas de segunda categoría. Se trata de sentarte contigo mismo durante un par de horas y escribir sobre lo que has visto.
El artículo es muy goloso. Léelo.
Termino. El artículo contiene un vínculo a otro artículo de Ted donde describe su plan de lectura. Es interesante, por lo que te lo recomiendo: https://www.honest-broker.com/p/my-lifetime-reading-plan
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