«Existe una comarca natural formada por las sierras de Alcaraz, Segura y Cazorla que, en el siglo XIX, fue repoblada tras las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Juan Luis González-Ripoll ha reflejado bien aquel proceso de colonización en su novela Los hornilleros. Los pueblos que la integran se hallan hoy repartidos en tres comunidades autónomas y cinco provincias: Jaén, Granada, Almería, Albacete y Murcia. Hay quien reivindica llamar Oróspeda –nombre visigótico– a esa comarca.
A la Oróspeda pertenecía Hornos, Siles, Pontones, Topares, Ayna, Yeste, Nerpio, Santiago de la Espada, Archivel y un largo etcétera. Pueblos montañeses de duros inviernos y una economía de subsistencia basada en la ganadería y la agricultura de secano. Muchos habitantes de la Oróspeda emigraron a Molina de Segura en la segunda mitad del siglo XX, atraídos por la pujanza de sus fábricas de conservas».
Fragmento extraído del diario de Manuel Moyano, Polvo en los zapatos (Menoscuarto,2023).
Oróspeda fue un territorio autónomo durante los primeros tiempos del reino visigodo en la península ibérica hasta que fue conquistado por Leovigildo en el 577. Se trató de una entidad sin unidad política dirigida por potentados hispanorromanos. Debe su nombre a que dentro de su territorio se encontraba el monte de Oróspeda, que en idioma griego significa “el que pone fin a los llanos” (Oros y Paidós).
Así comienza la entrada en Wikipedia del término Oróspeda.

Como amante de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, incluyo este fragmento en la categoría de este blog, Soporto trochas, con el fin de tenerlo aquí y visitar, algún día, todos y cada uno de estos pueblos que constituyen, al fin y al cabo, un nuevo reino de España, sin lugar a dudas, y del que me siento ciudadano.


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