Extracto, por el simple interés de tener estas ideas aquí, en el blog, del artículo «Todo lo que quiso saber sobre la autoficción» de Manuel Alberca que fue publicado en la revista Zenda libros el 21 de diciembre de 2024 con motivo de la nueva edición de su libro El pacto ambiguo, editado por El Toro Celeste.

1.er párrafo. En el primer párrafo el autor revela por qué se aficionó a los libros autobiográficos. Entre otras causas por el boom de estos a finales de los setenta y principios de los ochenta. Como profesor se interesó por este campo. 

2.º párrafo. Expone que muchas novelas de corte memorialístico eran autobiográficas, donde no se disimulaba lo que había vivido el autor porque este no se escondía detrás de un personaje, pero paradójicamente se presentaban como novelas de ficción. No da ni un solo ejemplo.

3.ª párrafo. La respuesta de su libro, El pacto ambiguo, trataba de contestar a esa contradicción, o paradoja. Si no eran novelas autobiográficas ni autobiografías declaradas, ¿qué eran? En este párrafo se explicita el origen del término autoficción, que aparece en la novela Fils (1977) de Serge Doubrovsky, donde se verifica que el relato de la propia vida y el relato autobiográfico sobre hechos reales eran vestidos con el traje de novela. 

4.º párrafo. Hay una referencia de Alberca y muestra atención por las autoficciones, que son en realidad novelas donde los narradores y los protagonistas se identifican con el autor. Ahora sí pone un ejemplo: La tía Julia y el escribidor, de Vargas Llosa. (Visité Wikipedia para saber más de la tía de Mario Vargas, Julia Urquidi, y encontré estas declaraciones: «Yo lo hice a él. El talento era de Mario, pero el sacrificio fue mío. Me costó mucho. Sin mi ayuda no hubiera sido escritor. El copiar sus borradores, el obligarlo a que se sentara a escribir. Bueno, fue algo mutuo, creo que los dos nos necesitábamos». Julia Urquidi en entrevista al diario El Deber, 2003). 

5.º párrafo. Alberca se plantea cómo debemos interpretar un relato donde exista mezcla de elementos ficticios y elementos autobiográficos. Porque la paradoja, en realidad, y estoy de acuerdo con él, es de orden interpretativo. Por un lado se cumple que el autor se identifica con el narrador y el protagonista y por otro lado, aquí está la clave, el sustantivo “novela” implica que se promueve la libertad expresiva y el necesario extrañamiento que hace que ese relato se convierta en literatura.

6.º párrafo. ¿Cómo debemos leer la autoficción? Parte de la premisa de que la novela no supone despegarse de lo real para volar a lo imaginario, sino que que la novela lo confía todo a la creatividad y por tanto, lo que prima en la autoficción es la escritura. ¿El resultado? Está claro: el yo autoficcionado es un yo muchísimo más complejo que el yo autobiografiado. ¿Alguien lo duda? De hecho, trae a colación los cuatro yos de Unamuno. Buen cierre de párrafo: el YO que soy, el YO que tú crees que soy, el YO que creo ser y el YO que quisiera ser.

7.º párrafo. Versa sobre el término “autoficción”, que es alabado y denostado por igual.  

8.º párrafo. Alberca es un defensor del término, aunque lo considera confuso porque mezcla lo sutil de la ficción y lo real. De hecho, considera que es necesario ese suplemento de ficción en la “autoficción” para tragar la realidad. Acaba con una cita de Lacan: “La verdad tiene estructura de ficción”. 

9.º párrafo. La virtud de su libro, según el propio autor, es dar visibilidad a la autobiografía y la novela. 

10.º párrafo. El pacto ambiguo está siendo un libro muy citado.

11.º párrafo. Buena acogida por escritores como Justo Navarro, Ricard Garzón, Alberto Olmos y JP Villalobos, que incluso ha hecho personaje a Alberca en una de sus obras.

12.º párrafo. La revisión y esta segunda edición como dignificadora del libro

13.º párrafo. Alberca desea que siga siendo un libro útil. 

Los cinco últimos párrafos sobran en el artículo.