Persecución automovilística insuperable, dice Martin Amis

«Cabe observar que la violencia cinematográfica tiene afinidades con el negocio de las armas, y, retomando una vieja frase, muy del agrado de la industria de armamentos nuclear, a menudo es consecuencia de la innovación tecnológica. Bullitt (1968) es merecidamente recordada por su persecución automovilística, la cual, por sorprendente que parezca, no ha sido superada, a pesar de los presupuestos más grandes, los motores más potentes y la actitud de ciertos actores, furiosamente profesionales y dispuestos a pasar años de su vida conviviendo con corredores de carreras y maniquíes utilizados para evaluar el impacto de los choques.»


Extracto de la reseña de Martin Amis a Hollywood vs. America, de Michael Medved en «The New Yorker» (1994), recogida en La guerra contra el cliché (Anagrama, 2003).

Entre las bondades de la buena crítica literaria se encuentra la capacidad de relacionar la literatura, no solo con la historia o el arte, sino con el cine y con escenas concretas, o con cortes tan precisos y singulares como este, donde Steve McQueen además de demostrar que sabe conducir, triunfa de nuevo. Disfruten los diez minutos.


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