Fátima, Aixa y Jahén

Eres más inútil que una hache intercalada.

Me sabe muy mal comenzar el artículo llamando inútil a una letra del abecedario, pero más lo siento por el ideólogo que ha ingeniado la inclusión de una hache intercalada en el adjetivo jahenciana. O la ideóloga; hoy sería más probable que fuese una mujer antes que un hombre. Pero bueno, opto por utilizar la palabra en masculino. Soy  partidario del masculino genérico antes que de la arrobita (@). Quienes escriben “Hola a tod@s” siempre me los he imaginado que lo hacen con la boca llena, ¿no les parece?

La primera vez que leí jahenciana sufrí un vahído. Me reponía del primer vahído cuando ayer, después de que me dieran el díptico que anunciaba la “IV Noche Jahenciana”, sufrí otro. Comprobaba que después de tres noches jahencianas en la cuarta seguían incluyendo la puta hache.

Me llevé el díptico de cañas, a un bar muy cuco de san Ildefonso. Y fue él, mi amigo, quien me preguntó que qué me parecía lo de la “Noche Jahenciana”. La iniciativa, respondí, magnífica, encomiable. Mientras no desencadene una gentrificación, perfecto, pero la hache de jahenciana, la puta hache de jahenciana era un ingenio inútil.

Para ilustrar a mi amigo tome el primer ejemplo que me vino al seso. Y el primer ejemplo que mi sesera albergó fue el de mi “anelada” Halameda. Y con “anelada” Halameda podría poner el punto final al artículo. El segundo ejemplo surgió mientras miraba la decoración del bar. Divisé una colección de botellines del Halcázar. Ni haches ni jahencianas; allí solo rezumaba la jota de Jaén, su virguero hiato y su santa tilde.

Mientras escribo este texto me pregunto si no se ha dado una explicación racional al uso de esa inútil hache. Racional digo, ¡actual! Solo he encontrado en internet que “Jaenciana” era la casa de la moneda propia con la que contó la ciudad de Jaén durante el reinado de Enrique IV. También di con razones etimológicas que no me convencen porque, si se trataba de adaptarnos al tiempo, recuerdo a los ideólogos que vivimos en 2018. Así pues, como no conozco la razón, soy valiente y digo mi verdad. Y mi verdad es…

¿Quién ha sido el ideólogo de la hache intercalada en el adjetivo jaenciana? ¿Quién ha permitido que algo tan inútil como una hache se interponga en nuestra palabra estrella, Jaén? ¿Por qué no “Noche Jaenciana”? En “Noche Jaenciana” no hay viso de inutilidad. ¿Qué miedo existía en utilizar jaenciana? ¿Cuáles hubiesen sido las consecuencias? No comprendía nada y mi amigo repetía y repetía y volvía a beber: “¡De catetos, nene, de catetos!”. Y bebió de un sorbo la cerveza que le quedaba en la caña.

Empecé a convocar argumentos y el primero que se presentó fue el siguiente. Era simple, demoledor. Si hoy -el adverbio hoy es importante- el nombre Jaén se escribía sin hache intercalada entre la a y la e, con su santa tilde bien colocada ahí, ¿a qué se debía esa hache? Buscaba las causas. ¿Por qué esa hache? Nada.

¿Qué te parece la hache de Halameda? Fea.  ¿Y la hache de las cervezas El Halcázar? Más fea. ¿Y jahenciana? Estridente, chirría.

Quiero una explicación, ideólogos de la “Noche Jaenciana”. He comprobado etimologías y regía jaenciana antes que jahenciana por mucho que blablá y blablá. Muchos jihenenses, o casi todos los jaheneros demandamos buenas razones del por qué se ha malformado el adjetivo jaenciano en un estridente adjetivo como jahenciano. Jaén antes que árabe fue sueva y visigoda, y después, cristiana. Y antes que auryaniana, gijaniana, gaiyaniana, geenana, aurgitana, giriyenana o jahenciana. Nos resulta extranjero el adjetivo jahenciano, a los que somos muy de Jaén, a los que vivimos y coleamos en Jaén, jahenciano es malaleche. Hubiese preferido jaenciana, pero quién soy yo para quitar haches, haches, sí, haches inútiles.

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4 comentarios en “Fátima, Aixa y Jahén

  1. Tenía, que lo perdí, un documento donde Alcalá Venceslada peleó con Julio Casares por incluir en el Diccionario RAE la palabra jaenero… Me sumo a cuanto usted afirma de jahenciano y sus etcéteras. «Sin ambages», que diría el guarda del cortijo, esto lo inventó un cipotón estructural, pasado de possttontto… Es lo que hay, pero pase y mire… ¡ni puto caso! Un abrazo.

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  2. Lo «jahenciano» lo inventó el rey Enrique IV, que dio el privilegio de que se llamaran así a los productos oriundos de «Jahen», que así se escribía en la Edad Media el nombre del Reino y de su capital. Incluso entre los sefardíes se conservó el «Djahen», como apellido, hasta la segunda mitad del siglo XIX. Se considera, el término «jahenciano», como uno de las más antiguas «denominaciones de origen» que se conocen. Lamento se me considere un cateto, un posttontto o un cipotón… yo no voy a entrar en descalificaciones. Seguramente la explicación no sea considerada en este foro, pero creo estoy en mi derecho a responder. Atentamente.

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